Crónica

Senda a las cavernas guanteñas


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Texto y Fotos: Alexis Castillo/@alexisnoticia

Llegar hasta las cuevas de Rolando en el municipio Guanta, en el norte del estado Anzoátegui, se convierte en una experiencia que requiere cuidados y si el paseo está bien organizado, le garantizo que lo disfrutará.

Quienes deseen aventurarse a esta zona de espesa vegetación rodeada de montañas, debe tomar hacia la vía nacional, como si va a Sucre, pero esté pendiente del aviso que le indica que está en la Parroquia Chorrerón. No vaya sólo, es recomendable que pregunte en esta comunidad sobre alguien confiable que le sirva de guía. Le sugiero consultar a los miembros del Consejo Comunal.

Mi guía fue el señor Ramón Álvarez, guanteño cincuentón, conocedor del área, un tipo de buen humor, conversador y estudioso. En dirección a las cuevas hay que atravesar el casco central de Chorrerón e igual comunidades  que bordean el cauce de la quebrada La Culebra.

Iniciamos esta excursión después de las diez de la mañana. En el camino se contempla ese rostro rural de Guanta, gente humilde, se va adentrando a un ritmo más sosegado, sin la estridencia urbana cotidiana, los ruidos de cornetas, comenzará a sentir que el clima deja de ser árido.ruta 1

 Vía a las cuevas encontrará un esterero de mangos mientras avanza en su carro

Pasamos otro reservorio natural: El parque La Sirena. La vialidad por la que circulamos está en buenas condiciones. Hay tramos con asfalto, otros con pavicreto. Hay baches y observará uno que otro hueco, así como tierra con piedras que caen empujadas a la carretera por riachuelos de agua que emanan desde los cerros. Nada que interfiera su andar.

Lo mirarán curiosos quienes viven en  La Quebradita, Morococualito, La Caraqueña y Las Maracas, caseríos de campesinos, criadores de animales de corral, de trabajadores del campo y la ciudad. Por estos días, encontrará un esterero de mangos mientras avanza en su carro, porque plantas frutales abundan, sobre todo de esta exquisita fruta. Verá mangos rojizos, verdes y amarillos en distintos tamaños. Hay unos tan pequeños que son de un dulce que le estalla de alegría el paladar.ruta 2

Ha llovido un poco. Al aproximarnos al sector  El Retumbo, vía las cuevas de Rolando, estacionamos y esperamos que el señor Ramón nos garantice el cuidado del vehículo. Mientras, aprovecho y me echo un poco de agua que fluye por una quebrada que está cerca. El agua que drena es clara como la de manantial. Me atrevo a tomar un poco en un envase para calmar la sed del camino empinado que nos tocará recorrer.

Probar esta agua es una delicia, es fría, sabe a hojas y huele a tierra mojada. El mal tiempo cubre poco a poco el día con nubes grises, pero nos anima la brisa suave. Vía a las cuevas nos podrá demorar unos 20 minutos desde El Retumbo, luego habrá que transitar por un sendero enmalezado, que según Ramón, sirvió de trocha a la guerrilla de los años 60.ruta 4

 Es probable que se tropiece con algún cangrejo, recuerde que está en su territorio

El mediodía está cerca. A cada paso, su olfato sentirá el olor de hierbas aromáticas, quizá el más acentuado es el del culantro de monte, que prospera a sus anchas, lo mismo que los helechos, guayabos, arbustos de café, todo un bosque multicolor desconocido para exploradores.

Caminando el sudor puede hacer estragos, así que lo recomendable es que jóvenes y adultos lleven hidratación, vayan poco a poco, porque la exigencia cardiorespiratoria es exigente.

Es probable que se tropiece con algún cangrejo, recuerde que está en su territorio, no en balde los españoles, llamaron a esta zona valles de Guantar o valles de los cangrejos. Lo que nos revela este paso a paso es la riqueza natural de Guanta como municipio, su potencialidad en el desarrollo del turismo ecológico, queda es que decidan su aprovechamiento organizado, racional y reglamentado. ruta 11

Nos envuelve un bosque húmedo, espeso de verde intenso, por cuyas rendijas se filtran los rayos del sol. Si escucha con atención escuchará a los pájaros, al viento, el ronquido de un riachuelo. Se sentirá en paz. En este punto no vuelvo a mirar el reloj, prefiere perder la noción del tiempo en este punto.

 El graznido de los Guácharos me hace pensar que son rugidos de fiera hambrienta

Una vez en las entradas de las cuevas de Rolando comprobará la maravilla que nos ofrece la naturaleza. La primera en observar será la cueva seca, con un orificio a prueba de gorditos. Junto al señor Ramón me introduzco luego de envalentonarme por un rato. Una vez en el interior, no consigo la tranquilidad en la densa oscuridad que rebasa la luz frágil de la lámpara que sostengo.

Además, el graznido de los Guácharos que anidan en esta caverna me hace pensar que son rugidos de fiera hambrienta, si contar que revolotean en mis oídos los murciélagos. Declino cualquier invitación a caminar y prefiero salir raudo y veloz al mundo exterior.

Mejor que lo hice, porque tengo en mis zapatos y jeans un enjambre de hormigas más grandes de lo normal, rojas y con grandes tenazas mordiendo molestas. Eso me dice, que tal vez pise sin querer el hormiguero que tanto les costó construir.

Ya sin hormigas con mal humor, voy en dirección a la cueva húmeda cuya entrada es semejante a una iglesia barroca. Un río subterráneo la cruza en sus entrañas. Estando allí cualquier foto es válida. Es un monumento natural que bajo la guía de un experto resultará en toda una aventura por la diversidad de galerías que la componen.ruta 8

En los alrededores de esta cueva vigilan árboles gigantes que saludan al cielo. El verde es un tsunami, encandila y tapiza todo el horizonte. Hay hongos brotando del suelo fértil, hay tanta vida en este lugar que conmueve. Es un mundo paralelo, un reino escondido entre montañas y está en Guanta.  ruta 6

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